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LA NECESARIA COLABORACIÓN ENTRE SECTOR PÚBLICO Y PRIVADO EN EL ÁMBITO DE LA INVESTIGACIÓN

Recientemente se ha creado en España el primer banco de ADN homologado, auspiciado por una empresa privada -NeoCodex- con el claro propósito de fomento de la actividad investigadora.

El acogimiento a las recomendaciones internacionales, ha posibilitado el uso de la información recabada en este banco por la comunidad científica, mediante una fórmula que huye de contraprestaciones económicas y compensa la colaboración de médicos de hospitales públicos para la recogida de muestras, con la publicación de los resultados de las investigaciones en revistas internacionales de impacto científico.

La concienciación sobre la necesidad del desarrollo de una actividad investigadora, afortunadamente, cada vez cala más profundo en nuestra sociedad, pero es preciso reconocer que en determinados ámbitos, en los que se ve implicada una información “hipersensible” -es decir especialmente sensible en un sector, como el sanitario en el que ya de por sí toda la información lo es-, existe un cierto temor reverencial, quizá frente a lo desconocido o puede que más bien frente al uso pernicioso de este tipo de información por el efecto estigmatizador que conlleva, lo que motiva que sea la iniciativa privada la que, con frecuencia, vaya abriendo camino.

La reciente publicación del Real Decreto 65/2006, de 30 de enero, por el que se establecen los requisitos para la importación y exportación de muestras biológicas, cuyo objeto reside en el establecimiento de tales requisitos para muestras biológicas destinadas al diagnóstico y la investigación en seres humanos, sin duda abre una brecha en la línea indicada, aunque, como ya se ha apuntado en este medio, su regulación sea mejorable.

El fomento de la iniciativa privada en el ámbito de la investigación, debe dejar de ser visto con recelo, no tiene por qué ser un sector que use los datos sanitarios para fines económicos o que excedan del marco normativo existente en nuestro país, sino un aliado de la Administración pública en el desarrollo de la labor de fomento de la investigación, reconocida por nuestra Ley General de Sanidad, como parte de la prestación sanitaria y ahí están iniciativas, como la secuenciación del genoma humano, para demostrar que este objetivo es posible y no sólo eso, también deseable y necesario.

El núcleo de la cuestión está, sin duda alguna, en el principio de finalidad, es decir, el motivo último de la investigación debe residir, en todo caso, en el interés general de la población, en la búsqueda de soluciones para dolencias que a día de hoy no la tienen, en el desarrollo de iniciativas que tengan la beneficencia como su principal punto de mira. Desde estos parámetros es desde los que debe establecerse la necesaria colaboración y convivencia entre sector público y privado en la labor de investigación en campos como la biomedicina, cuyos futuros beneficios son la esperanza para un gran sector de la población.

Publicado en Redacción Médica el Martes 14 de Febrero de 2006. Número 278.AÑO II